El propósito de la vida es amar a Dios y amar a Dios es el único verdadero sentido a nuestra existencia.
Por eso Dios nos ha hecho para llevar Su soledad y para ser sus amigos y compañeros por toda la eternidad.
Por esta razón Dios sólo elige a los que acercará a Él con fe y amor, porque Dios mira el corazón.
Dios permite a cada persona el libre albedrío para elegir y ninguno se
ven obligados contra su voluntad de convertirse en su novia.
Esta es la razón por la que hay tantas personas que han rechazado Dios y
todavía se les permite seguir viviendo sin ningún tipo de coacción por
Dios o por sus siervos obedientes.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos.
Él elige a los que le buscan de todo corazón.